¿Es necesaria la cirugía de las amígdalas y las adenoides?

Durante muchos años la amígdalo-adenoidectomía fue considerada como una panacea para las infecciones recurrentes del tracto respiratorio superior y los dolores de garganta.

“Infección crónica de las amígdalas” era un diagnostico frecuente y hasta se extirpaba profilácticamente el tejido tonsilar sano.

Hoy en día la amígdalo-adenoidectomía es cuestionada por un número creciente de autoridades en la materia. Hay razones importantes para esta reversión de la tendencia. Se han acumulado pruebas de que las amígdalas constituyen un factor principal en la defensa precoz, funcionando como órganos linfoides periféricos en la síntesis de anticuerpos. Si un niño acude a su consultorio con una afección respiratoria tras otra, sospeche alergia.

El peor paso es la identificación y eliminación de los alérgenos irritantes de la dieta y del ambiente. La leche es el más activo y debe eliminarse en todas sus formas. Otros antígenos comunes son el chocolate, las bebidas a base de cola, los cereales (trigo, arroz, maíz, cebada, avena) huevos, frutas cítricas, leguminosas, incluyendo la manteca de maní, manzanas, tomates, colorantes artificiales para alimentos y bananas.

La vigilancia, el control de los alérgenos siempre que sea posible y el tratamiento correcto de la crisis, cuando se produce, ayudará a controlar la faringitis o rinitis alérgica recurrente. Sin ninguna duda que existe cierto grado de mortalidad y complicaciones, como las hemorragias intraoperatorias de la cirugías de las amígdalas y de las adenoides, hechos estos que también ocurren en cirugías de otros órganos; en este caso la mayoría de los pacientes serán niños, donde el riesgo sin ninguna duda, está también presente.

La correcta indicación, los controles prequirúrgicos y los adelantos técnicos en anestesiología y cirugía actuales, hacen disminuir las complicaciones a una mínima expresión.

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